El abono sirve para devolver al terreno los elementos que han sido extraídos por los cultivos anteriores. La disponibilidad de elementos nutritivos como el nitrógeno, el fósforo y el potasio determina un aumento de la productividad de los vegetales y frutales de nuestro huerto. Parte de estas sustancias se devuelven al terreno con los abonos orgánicos (estiércol, compost, restos de otros cultivos), y parte con la distribución de sales minerales solubles y asimilables, conocidas como fertilizantes. Los errores más comunes en estas operaciones de cultivo se refieren al momento y a las dosis a emplear en nuestro cultivo.
Nutrientes en el sueloNormalmente en un huerto familiar como el nuestro, es suficiente un buen abono orgánico. Será después de varios años de explotación de la tierra cuando surge la necesidad de distribuir abono con carácter anual con fertilizantes orgánicos o bien químicos simples o complejos. Hemos de tener muy en cuenta que el exceso de fertilizante puede conllevar una reducción de las cosechas e incluso puede ser letal para las plantas. En nuestro huerto en ocasiones pecamos de querer sobrenutrir a nuestros vegetales, puesto que el abonado, se hace de manera empírica. Por ello es interesante conocer las condiciones de fertilidad de nuestro huerto y a su vez conocer las necesidades de los cultivos que tenemos en producción, así como las riquezas de los abonos que disponemos.
Tabla requerimientos nutricionales ( fuente: www.agromatica.es)Así hay hortalizas exigentes o esquilmantes que necesitan grandes concetraciones de nutrientes y otras que no precisan de tantos nutrientes, e incluso ayudan a fertilizar el suelo. El suelo donde se ha cultivado una hortaliza exigente queda pobre y con escasos nutrientes, por lo que conviene abonarlo y cultivar en ese lugar una hortaliza que enriquezca el suelo, como pueden ser las leguminosas, ya que fijan nitrógeno.
Entre las hortalizas más exigente están las coles (coliflor, coles de bruselas, repollo…), berenjenas, tomates, puerro, apio, remolacha, calabaza, maíz, melón, sandía, alcachofa, girasol, patata y boniato.
Os presentamos a continuación algunos de los errores más comunes al respecto de la fase de abonado:
1. Distribuir el estiércol y compost que no estén bien maduros: El efecto fertilizante de las sustancias orgánicas se obtiene a largo plazo, es decir la liberación de los nutrientes está asociada a una serie de procesos biológicos que llevan su tiempo. En estos procesos de compostaje, estratificación o enterramiento su descomposición regular nos dará humus y posteriormente sustancias minerales que pueden ser asimiladas por las plantas que es lo que conocemos como compost mantillo, así un compost de menos de un año no alimentará a las plantas. En este sentido el trabajo con materiales que han pasado la etapa de madurado garantizará que nuestro aporte de nutrientes orgánicos sea regular. El estiércol joven que no está suficientemente descompuesto provoca alteraciones en hortalizas subterráneas a su vez que puede aportar semillas de malas hierbas así como patógenos.
2. Excederse en la cantidad de abonos minerales con la intención de aumentar la producción: La sobrefertilización es un problema bastante común en nuestros huertos, ya que los excesos pueden inducir lesiones en las plantas, alteraciones de la nutrición y procesos de contaminación. El exceso de nitrógeno en forma de nitratos es muy común, puede contaminar las aguas acuíferas. Hay que tener en cuenta también al respecto, que a bajas temperaturas del suelo, los abonados no son eficaces y se lixivian. El exceso de nutrientes se acumula en los tejidos de los vegetales y frutos, y puede tener efectos tóxicos. En este sentido se cree mucho más eficiente pecar de defecto que de exceso, las plantas tienen una sintomatología clara frente a la falta de nutrientes, y responden rápidamente a su aporte, en cambio con el exceso pasa al contrario los efectos tardan en darse, son acumulativos y la planta tarda mucho en recuperarse. El exceso de nitrógeno da pie a una vegetación exuberante y a problemas de podredumbre y de tejidos débiles.
3. No respetar el calendario de abonos: La distribución de estiércol y de abonos químicos está relacionada con los trabajos que se realizan en la tierra. En algún caso esporádico, por ejemplo que se aprecie una carencia o en caso de fenómenos atmosféricos se pueden puntualmente realizar aplicaciones. El estiércol como decíamos, debe administrarse bien maduro cuando se cava la tierra, sin enterrarlo a demasiada profundidad. En el caso de que precisemos aplicar fertilizantes complejos deberemos realizar antes de la siembra, de manera regular, respetando las dosis y enterrándolas aprovechando el escarificado previo al inicio del cultivo. Deberemos respetar los calendarios de aplicaciones y sus dosis recomendadas.
4. Usos siempre de los mismos fertilizantes químicos: Muchos compuestos simples usados como fertilizantes tienen propiedades acidificantes o alcalinizantes, es decir pueden alterar el ph de nuestro suelo. En cambio con el uso de fertilizantes complejos de manera continuada y con las mismas proporciones de NPK, crea desequilibrios nutricionales, que se acentúan si no damos rotaciones de cultivos. Esto es debido a que las plantas tienen diversos niveles de absorción, y algunas formas menos solicitadas pueden acumularse en el suelo.
Hemos visto algunos de los principales errores en la fase de abonado de nuestro huerto, desde www.ecoterrazas.com recomendamos el uso de fertilizantes orgánicos que respetan el equilibrio del suelo y facilitan el desarrollo edáfico de nuestros huertos. Así en nuestra tienda puedes encontrar diversos fertilizantes de alta calidad destinados al cultivo orgánico.
Feliz cultivo.