Técnicamente, se define rocalla como una forma un tanto peculiar de diseño de un jardín. Se caracteriza por dos o tres elementos que no pueden faltar: desniveles, presencia de rocas (de cualquier tamaño), grava, variedad de especies de plantas.
Una rocalla permite aprovechar las pendientes del jardín para crear conjuntos de rocas y plantas sumamente decorativos.
Orientada al oeste o al sur, resguardada del viento y expuesta a abundante luz solar: esa es la situación ideal para ubicar una rocalla. Además, conviene que el terreno no sea demasiado seco, cuente con buen drenaje y no tenga a su alrededor árboles grandes o setos. El terreno ha de contar con buen drenaje, abundante luz solar y protección contra el viento.
Lo primero es eliminar las malas hierbas de la superficie. A continuación, para preparar el terreno debes roturar la tierra cavando al menos 30 centímetros, y mezclarla con arena. Seguidamente se prepara un lecho de cascotes de unos 25 centímetros y, sobre él, se extiende una capa de sustrato de enraizamiento de 40 centímetros.
- La colocación de las piedras
Las mejores rocas son las calcáreas, sobre todo las calizas. Los granitos también quedan muy vistosos, y se suelen cubrir de musgo, lo que aporta un toque natural. Es preferible que las piedras tengan forma irregular y que sus dimensiones no sean inferiores a 60x30x30 centímetros. Conviene colocar primero las más grandes, y separarlas lo suficiente para que las plantas se puedan desarrollar holgadamente. Se debe enterrar en la tierra al menos la mitad de su volumen y poner la parte superior algo inclinada hacia la pendiente, para que el agua vierta a la tierra. Entre un nivel de piedras y el siguiente, la tierra debe quedar horizontal.
- La plantación
No se debe plantar hasta varias semanas después de la colocación de las rocas, para que la tierra se asiente. La mejor época es a principios de la primavera, con la tierra húmeda. Es preferible hacerlo en grupos irregulares y colocar las plantas en escalones sucesivos, buscando la armonía entre colores, formas y épocas de floración. Las de mayor altura se ubicarán hacia los lados y las de la misma especie, en grupos. Una vez afirmada la tierra se riega ligeramente y, si existe riesgo de heladas, se extiende una capa de hojarasca o corteza.
Son varias las especies que se pueden plantar en una rocalla. Arbustos como el cotoneaster, el brezo o el rododendro, y coníferas como el junípero o la tuya, pueden formar la estructura de la composición. La nota de color la darán vivaces como el áster, la campánula, la clavelina y la lobelia, y bulbosas como el crocus, el ciclamen o el jacinto. En climas cálidos y secos lo mejor es utilizar plantas crasas como cactus, yucas, aloes y ágaves, o rastreras como la aptenia, el sedum y el drosantemo, que apenas necesitan agua. Las aromáticas también dan mucho juego en una rocalla.
- Construir una rocalla, paso a paso
PASO 1: Preparar el terreno
Una vez eliminadas las malas hierbas, se rotura la tierra, se asegura el drenaje y se extiende un sustrato de enraizamiento.
PASO 2: Colocar las rocas
Las piedras deben ser preferiblemente de forma irregular. Hay que enterrar al menos la mitad de su volumen y colocarlas con la parte superior inclinada a la pendiente. Se colocan las más grandes en la base.
PASO 3: La plantación
Se hará a principios de la primavera, con la tierra ya asentada y húmeda, en grupos irregulares y escalones sucesivos.
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