Invierno es el momento adecuado para podar tus plantas y tratarlas para que crezcan mas fuertes y resistentes además de la identificación de estas y su lucha. En esta pequeña guía se explica como conseguir llegar a la primavera con nuestras plantas sanas y preparadas.
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TRATAMIENTO PREVENTIVO CONTRA PLAGAS
En invierno se puede realizar los siguientes tratamientos preventivos para no sufrir plagas ni hongos en primavera:
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Cortar los bolsones de procesionaria de las copas de los árboles, después quemarlos.
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Aplicar aceite de invierno (Própolis solución hidroalcohólicla, aceite de parafina), en los árboles y arbustos de hoja caduca, sobre las ramas y tronco. El aceite de invierno forma una película sobre la madera que produce la asfixia a los insectos que quedan debajo. Mata a las cochinillas y mata huevos de pulgón, huevos de ácaros y esporas de algunos hongos. Embadurnar con una mezcla de arcilla, ceniza y leche en polvo, los troncos nos sirve como sustituto del aceite de invierno y es además un tratamiento de enlucido.
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No realizar plantaciones muy densas, dejar espacio para la ventilación.
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Comprar planta de buena calidad, sana.
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Mejora las características del suelo: labra, aporta abono orgánico (estiércol, compost), drenajes si son necesarios, etc.
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Acolchar, evitara que nuestras plantas sufran y se desarrollen mas fuertes. Aplicar purín de ortigas: estimula el crecimiento de las plantas, y sirve para prevenir el mildiu y la araña roja. Se realiza con 200 gramos de Ortiga seca ó 1 Kg. de Ortiga fresca macerada durante 15-20 días en 10 litros de agua de lluvia o mineral. Se diluye un litro de purín en 20 litros de agua para pulverizar y 1 litro en 10 litros para regar. Podemos utilizarlo directamente sobre el suelo y en el caso de las hojas, ramas y brotes tiernos pulverizado.
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Aplicar una mezcla de purín de ortiga y decocción de cola de caballo (Equisetum orvense) en ramas y hojas. Añadir medio litro de decocción de cola de caballo (planta fresca: 1Kg/ 10 L de agua) a un litro de purín de ortiga en la fermentación.
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PODA INERNAL DE ARBOLES Y ARBUSTOS
Antes de podar un árbol, debemos pensar que éste es un organismo vivo y que cualquier poda es una alteración que le ocasionamos. No debemos tomarnos la práctica de la poda a la ligera, ya que puede ocasionar daños irreparables que acorten la vida del árbol y, en el peor de los casos, le ocasionen la muerte. Cuando se poda un árbol muchas veces se modifica su estructura, la cual han conseguido tras siglos y siglos de evolución. ¿Por qué modificar esta estructura, que el árbol ha “elegido” como la mejor? Frecuentemente se realiza por estética o moda, otras veces por una mala plantación (ejemplares demasiado juntos o inadecuados para ese espacio), peligro (derivado muchas veces de una mala plantación y mantenimiento, otras por tormentas y vendavales), aumento de la producción de fruta (frutales), obtención de frondosidad…. Resumiendo, intentamos adaptar la estructura de los árboles a nuestras necesidades.
Los expertos enumeran una serie de circunstancias en las que es aconsejable podar
los árboles ornamentales:
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Eliminar las ramas secas.
- Eliminar ramas enfermas.
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Eliminar las ramas gravemente atacadas por insectos, virus u hongos. Sólo cuando no sea posible o aconsejable tratar la plaga.
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Eliminar las ramas rotas.
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Eliminar los restos de ramas y muñones de podas anteriores mal realizadas.
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Eliminar aquella rama que, siendo más débil, compita directamente con otra por el mismo espacio vital.
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Eliminar una de las dos ramas que se rocen de manera habitual, sobre todo en lugares ventosos.
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Aligerar aquella rama con un protagonismo excesivo para el tamaño del árbol. Aconsejable por razones de equilibrio físico del árbol.
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Entre los anteriores motivos no se incluyen razones estéticas porque un árbol sano, al que únicamente se eliminan ramas por motivos razonables, será casi siempre un árbol hermoso y equilibrado.
Generalmente se ha dicho que la época adecuada para realizar la poda era otoño e invierno, cuando no hay riesgo de helada, además es recomendable para sanear la planta cuando esta está en parada de su crecimiento vegetativo lo que le da tiempo para cicatrizar sus heridas y prepararse para un crecimiento exuberante en primavera.
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PLAGAS Y ENFERMEDADES
La aparición y proliferación de plagas puede deberse a distintas causas. En los ecosistemas libres de la acción humana encontramos infinidad de insectos y microorganismos, que allí rara vez se convierten en plagas, ya que la diversidad de especies y los múltiples depredadores que conviven en el ecosistema regulan constantemente la proliferación masiva de cualquier especie concreta. Sin embargo estos mismos insectos pueden convertirse en plaga en nuestro jardín o huerto si no existe un equilibrio en nuestro ecosistema, influenciado generalmente por una mala práctica en el jardín o huerto:
– Suelo pobre y contaminado. La salud de las plantas está ligada estrechamente a la salud y la vida del suelo, por lo que debemos recordar que cuando una planta se encuentra en un suelo pobre, desequilibrado por malas labores, excesos de fertilizantes químicos, sobreexplotado o con residuos de fungicidas, herbicidas o insecticidas, pierde la capacidad de producir plantas sanas y vigorosas.
– El uso masivo de abonos químicos o naturales y de insecticidas producen desequilibrios en las plantas (debilitan su defensa inmunitaria), lo que hace a la planta vulnerable a ataques de insectos y hongos. También hay que tener cuidado con los parásitos supervivientes a un tratamiento fitosanitario ya que pueden ser resistentes al plaguicida y esta resistencia pueden transmitirla a su descendencia.
– Destrucción de la vida microbiana del suelo, encargada de la descomposición de la materia orgánica y generadora de humus, por el abuso de plaguicidas con efectos residuales.
– Merma o inhibición de la actividad de las micorrizas simbióticas de las raíces de las plantas causada por el uso de fungicidas. Las micorrizas son hongos que viven en simbiosis con las raíces de las plantas y que se encargan de hacer accesibles los minerales para las plantas.
– Desaparición de flora espontánea que sirve de refugio a las especies de insectos controladoras o depredadoras.
-Eliminación progresiva de la fauna útil aliada del agricultor: pájaros, reptiles,batracios, erizos, etc.
– Plantar las especies demasiado juntas, no permitiendo su correcto desarrollo e impidiendo la circulación del viento.
– Exceso de humedad o estrés hídrico (sequía).
– Elección de variedades no adaptadas al terreno o al clima del lugar.
Debemos recordar que unos cuantos insectos en nuestro jardín no es una plaga y que se trata de regular las poblaciones no de erradicarlas. Hay que tranquilizarse. Pensar siempre que detrás de un parásito hay una cadena alimentaría que se apoya en él, y que hará su trabajo, por ejemplo las mariquitas con los pulgones. Si encontramos unos cuantos pulgones dispersos en nuestro rosal, bastara con aplicar un reforzante, como un purín de ortigas o un estrato de helechos, si las pululaciones son más evidentes podemos pasar a un extracto de ajo. Lo mejor para evitar tener una plaga en nuestro jardín o huerto, es tener unas plantas sanas y no debilitadas por el abuso de abonos y productos químicos.
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TRATAMIENTO DE PLAGAS Y HONGOS
Para que nuestro huerto tenga una salud óptima en primavera, es fundamental que hagamos caso del conocido dicho “más vale prevenir que curar” poniendo en práctica, desde la puesta en marcha del jardín, todas aquellas técnicas que nos permitan obtener plantas fuertes y lozanas antes de la llegada de plagas y enfermedades. Las técnicas preventivas, básicas en jardinería y agricultura ecológica, son más efectivas que disponer de todo un arsenal de productos.
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Abonado: Incorporaremos a nuestra tierra la materia orgánica ya fermentada. Esto lo conseguiremos comprándolo ya hecho (compost, humus de lombriz…) o compostándolo previamente. Aportaremos la cantidad justa de abono, teniendo en cuenta el tipo de planta que irá en ese lugar y el abonado de años anteriores (el estiércol aplicado un año se va mineralizando en años sucesivos, es decir, no se gasta todo durante el año en que se aporta, por lo que después de una estercoladura fuerte podremos reducir el aporte del año siguiente). Un exceso de abonado, aunque sea orgánico, conlleva problemas de consumo excesivo de algunos nutrientes por parte de las plantas lo que aumenta la susceptibilidad de las plantas a plagas, como los pulgones.
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Aireación: Dispondremos las plantas con una densidad adecuada, de forma que pueda circular el aire entre ellas.
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Riego: Es muy importante que los riegos sean moderados y frecuentes,
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Elección de variedades y de fechas de siembra o plantación adecuadas a nuestra zona.
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Potenciar la presencia de fauna beneficiosa: mariquitas, erizos, arañas, etc. Una sola araña, por ejemplo, constituye un fiel aliado que en sus 18 meses de vida es capaz de devorar un promedio de 2000 insectos.
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Vigilar la presencia de hormigas, ya que éstas mantienen colonias de pulgones.
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Asociación de plantas o cultivos: cultivar o plantar determinadas especies juntas puede reportar efectos beneficiosos para ambas. Son plantas cuyas raíces, hojas o tallos exudan sustancias que ahuyentan insectos perjudiciales para nuestros cultivos. En el taller de jardinería: labores de primavera, veremos cómo realizar sencillos productos fitosanitarios ecológicos, como purines, maceraciones, y conoceremos productos como el aceite de neem, el azufre o el caldo bórdeles.