Esta semana hablaremos del rábano o rabanito (Raphanus Sativus), un vegetal de pequeño tamaño, perfecto como acompañamiento de nuestras ensaladas por su vivo color y de sabor sutílmente picante.
Existen diversas variedades, entre las que destaca el rábano redondo rojo o rabanito, perfecto para comer en crudo en ensaladas. El rábano largo rojo de mallorca, ideales para realizar salsas, sopas, arroces o comerlos asados. El rábano blanco, japonés o daikón, esencial en la cocina japonesa, es utilizado como aderezo o cocinado a fuego lento. El rábano negro, perfecto para infusiones, etc.
Los rábanos se plantan durante todo el año, siendo los de verano e invierno los que se suelen comer crudos. El rabanito rojo, la especie más común, se planta durante los meses de marzo a septiembre, y se cosecha de abril a noviembre.
Entre las propiedades más notables destacan el bajo contenido calórico, convirtiéndolo en la elección por parte de los nutricionistas a la hora de recetar dietas para el control de peso. También destacar su contenido en hidratos de carbono y fibra. Contiene una cantidad importante de vitamina C y fosfatos. La vitamina C actúa como antioxidante, protegiéndonos de enfermedades cardiovasculares o degenerativas, favoreciendo también la formación de colágeno, dientes, huesos y glóbulos rojos. Los fosfatos, por su parte, ayudan en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis de material genético y en la producción de anticuerpos para nuestro sistema inmunológico.
Otras propiedades que se le atribuyen son los glucosinolatos, con propiedades coleréticas (ayudando a la producción de bilis) y colagogas (facilitando el vaciado de la vesícula biliar), por lo que es perfecto para el hígado y la bílis, mejorando las funciones diuréticas de nuestro organismo. También podemos encontrar minerales beneficiosos, como las sales de yodo, magnesio y azufre.
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